Etimológicamente, la palabra Garnish proviene del inglés y hace referencia al acompañamiento decorativo en la presentación de un plato o de un cocktail. El objetivo de ornamentar es potenciar el atractivo visual de nuestro producto y resaltar los colores, aromas y sabores.

Este arte, también llamado Muki Mono, se originó en China durante la dinastía Tang en el siglo VII. Allí se comenzó a practicar la decoración con frutas y verduras y hasta la elaboración de esculturas que se utilizaban a modo de ofrendas.

La técnica del Garnish en coctelería ha ido desarrollándose con su uso, hasta llegar a establecerse ciertas pautas básicas para su ejecución. En la mayoría de los casos, los elementos decorativos suelen situarse en la superficie del cóctel, aunque podemos incorporarlos de mil maneras, y siempre deben ser comestibles.

En muchos casos, este arte ha conseguido hacer reconocibles a los cócteles más famosos de la historia: los Margaritas con sus bordes de azúcar y sus rodajas de lima, los Dry Martini con sus aceitunas, las jugosas cerezas de los Shirley Temple…

Sin embargo, esto no resulta tan sencillo como la simple agregación de ingredientes al cóctel. Debemos tener en cuenta ciertas pautas para aprovechar el máximo potencial que el garnish ofrece, sin estropear nuestra elaboración.

Los elementos decorativos no deben entorpecer al consumidor al beber la copa, al igual que tampoco deberán robarle el protagonismo al cóctel en su conjunto. Siempre debemos tratar de que esta técnica aporte valor al cóctel ya que, en ocasiones, su uso inadecuado puede llegar a restar. Priorizar el consumo y el mensaje a transmitir de nuestra creación debe ser primordial.

Los elementos que más se usan en el garnish son: azúcar en el borde del vaso o copa acoplado con limón, diversos tipos de tallos, toques de nuez moscada, ramas de canela, pieles de cítricos, sean o no en espiral, vainas de vainilla, menta, ramitas de hierbabuena u otras hierbas que aportan, sobre todo a los tragos largos, aroma y ornamentación.

Algo que muchos confunden incluso hoy en día son los términos decoración y garnish, que no son sinónimos; la primera se reduce al mero hecho de la visualización estética, mientras que el segundo influye en la degustación de la copa.

Clasificar los distintos tipos de garnish puede ser una tarea complicada ya que, al existir tal variedad de ingredientes, colores, formas y sabores, podemos crear prácticamente una infinidad de combinaciones. Sin embargo, sí que se pueden catalogar según los tipos de decoraciones más usadas:

GARNISH “TIRADO”: consiste en lanzar a nuestro cóctel ingredientes sólidos y redondos que terminan sumergiéndose en nuestra mezcla. Es el caso de las aceitunas y cebolletas, o las cerezas.

GARNISH VISUAL: Su función principal es que el cóctel luzca bien, transmita un mensaje y agregue personalidad. Las flores (ej. violetas, begonias, caléndulas…), las hojas de hierbas y las cáscaras de cítricos son opciones fantásticas.

GARNISH UTILITARIO: Este grupo está formado por los ingredientes que, aparte de cumplir una función estética, impregnan al cóctel con sus sabores. Suelen ser trozos de fruta y decoraciones con nata o espumas.

GARNISH AROMÁTICO: En esta categoría entran elementos como las hojas de hierbas (ej. romero, hierbabuena, menta…), las pieles de cítricos, especias (ej. jengibre y canela), e incluso unas gotas del clásico Amargo de Angostura.