Esta coctelería de Malasaña (Madrid) creada por Alberto Martínez y ambientada en un antiguo palacete de 1862, persigue desde sus inicios un concepto muy fiel a los clásicos y fue pionera entre la nueva generación de bares de cócteles de inspiración artesana. Ofrece cócteles con historia, elaborados siguiendo siempre los preceptos de sus creadores.

Dentro de la oferta del 1862 Dry Bar encontramos una gran variedad de cócteles con Brandy de Jerez y también con Vinos de Jerez -desde clásicos inmortales como Bamboo, Adonis o Sherry Cobbler hasta recetas propias como Albarizas o Oliete-.

Lo que más destaca del Brandy de Jerez es el aroma y sabor que le confieren las botas. La historia del Marco de Jerez y el enorme parque de botas con diferentes envejecimientos hace que el añejamiento de los brandis (también los vinos) sea la característica más especial y que más lo diferencia de otros destilados en el mundo.

Funciona muy bien cuando buscas potenciar aromas de madera, de frutos secos o de cacao. En ese sentido, nos encanta hacer el clásico Brandy Alexander con Brandy de Jerez.

Pero también funciona muy bien en la coctelería más clásica de los orígenes en EEUU. Tragos en los que el destilado solamente se matiza con bitters y pequeños aportes de licores. En ese sentido, gusta mucho el Old Fashioned de Brandy de Jerez o la versión de un Sazerac que actualmente tienen en carta, en la que combinan cognac, Armagnac y Brandy de Jerez.